Día 8: Córdoba

Comenzamos la mañana visitando la MEZQUITA, declarada Patrimonio de la Humanidad, es el monumento más importante del Occidente islámico. Fue comenzada a construir en el 785 por Abd al-Rahman I, sobre una basílica visigoda. Horario: 10 a 18 horas. Precio: 8 €. Vista gratuita: 8’30 a 10 horas (excepto domingos y festivos), que no es que tengas que salir, con entrar antes de las 10 te vale para no pagar.

Considero todo un lujo, poder entrar a un monumento como este sin pagar nada, nosotros entramos sobre las 9’30. Y además a esas horas la disfrutamos mucho, porque estábamos prácticamente solos. Estaban haciendo misa, pero puedes realizar la visita tranquilamente y sin gente; eso sí a las 10 se notó cuando comenzó a llegar la gente.

A las 11 habíamos quedado con nuestro amigo Fran, que nos iba a acercar a Medina Azahara, que estará a unos 20 minutos de la ciudad; él nos dejaba y se iba, y luego le llamábamos para que viniera a recogernos, vamos todo un lujo.

En MEDINA AZAHARA (“Madinat al-Zahra” es la castellanización de su nombre en árabe, y que significa “la ciudad de la flor”) comenzamos por visitar el museo, nos pareció muy interesante e interactivo, y además es gratuito.

Esta ciudad fue mandada edificar por el Califa Abd al-Rahman III, para proyectar una imagen poderosa del recién creado Califato de Córdoba.

Portada de Ya'far

Luego cogimos el bus que sube a las ruinas (ida y vuelta 2’10 €), el trayecto serán unos escasos 10 minutos. Una vez allí estaríamos alrededor de 1 hora, el tiempo se nos pasó volando, y no nos quedamos un poco más porque sino el siguiente bus ya tardaba demasiado.

Quedamos en el parking con nuestro amigo Fran que nos recogió, y ya nos fuimos a comer, allí apareció su mujer (que no conocíamos) con su niña, que estaba guapísima.

Después Fran nos acerco en coche a un lugar llamado LAS ERMITAS (entrada 1’50 €), donde estuvimos paseando un rato y admirando las vistas que desde allí se observan.

De vuelta a la ciudad nos despedimos de nuestro amigo Fran, y nos dedicamos a pasear sin rumbo y disfrutar de la ciudad; también aprovechamos para comprar regalitos.

Dejamos las compras en la habitación y nos fuimos a nuestra querida “Bodegas Mezquita”, luego un paseíto disfrutando de la tranquilidad de la noche, y al hotel.