Día 9: Córdoba

Hoy comenzábamos visitando a las 9 el ALCAZAR, el Alcázar de los Reyes Cristianos está ubicado en una antigua fortaleza romana y se construyó por orden del rey Alfonso XI en el siglo XIV. Fue residencia de los monarcas cristianos, y aquí se gestó tanto la conquista del reino nazarí de Granada como el Descubrimiento de América. Horario: 8’30 a 18’30 horas. Precio: 4’5 €. Aquí al llegar nos dimos la sorpresa de que a primera hora también es gratuita la visita, no lo sabíamos. Vista gratuita: hasta las 10’30 horas (excepto festivos), y como en la Mezquita, vale con entrar antes de la hora de pagar.

Ya habíamos hecho una visita nocturna, pero hoy tocaba verlo de día. A esas horas hacía fresquito, pero como hacía sol se estaba bien; es un lujo visitar estos lugares con tan poca gente y además gratis.

La Mezquita-Catedral vista desde el Alcázar

Sus jardines con las fuentes en marcha, sin ser grandiosos son muy bonitos, sobre todo con las vistas del Alcázar al fondo.

Tras la visita del Alcázar, fuimos a la famosa Calleja de las Flores, que ya habíamos visto por la tarde-noche, pero queríamos verla de día también para hacerle unas fotos. Desde su minúscula plazoleta se tienen unas preciosas vistas de la Catedral.

Luego era hora de conocer otras zonas de la ciudad, algunas de ellas ya no tan turísticas.

Pasamos por la Plaza de los Capuchinos, que llama la atención por su sencillez y sobriedad, aquí se encuentra el Cristo de los Faroles. Y bajamos por la bonita Cuesta de Bailio.

Muy cerca de allí, en la Plaza de los Condes de Priego se encuentra el monumento a Manolete, y al fondo la Iglesia de Santa Marina, que es la favorita de los toreros.

Después le tocaba la visita al Palacio de los Marqueses de Viana (entrada 6 €), casa señorial del siglo XV en el que destacan sus 12 patios. La visita del interior del palacio se hace con guía, y hay que destacar su biblioteca. Fue declarado Monumento Histórico-Artístico Nacional en 1981.

Ya se iba acercando la hora de comer, así que fuimos a la Plaza Corredera, está plaza es bastante curiosa en Andalucía, porque es un plaza rectangular con soportales, al estilo castellano.

Después de comer visitamos la Capilla Mudéjar (gratuita), la visita es un momentito, pero merece la pena.

Continuamos callejeando sin rumbo fijo, disfrutando de nuestras últimas horas en Córdoba.

La Plaza del Potro

Antes de pasar por el hotel, compramos una botellita de Pedro Ximenez, para recordar nuestro viaje cuando estemos en casa.

A las 8 habíamos reservado el HAMMAM, para ponerle un buen broche final a este viaje, los baños duran 1’30 horas más o menos y luego nos cogimos un masaje de 15 minutos. Vas alternando agua templada, agua caliente (se puede aguantar), agua fría (que mas allá de la rodilla no hay quien la aguante) y la sauna (que yo no puedo con ella). Una vez dentro vas alternando como quieras y te van llamando para hacer el masaje, nosotros tuvimos la suerte que nos quedamos los últimos y la verdad es que ese momento lo disfrutamos un montón. Luego tienes unos baños con todo lo que necesites, jabón, secador, etc. Nos costó 34 € por persona.

El Haman fue un broche perfecto para este viaje y esta ciudad; además es que no nos teníamos casi ni que mover, estaba en la misma calle del hotel.

Tras finalizar ya eran las 10 de la noche y había hambre. Para variar fuimos a “Bodegas Mezquita” como todos los días, y ya nos despedimos de los camareros que tan agradables habían sido estos días. Por cierto hay dos Bodegas Mezquitas, la que nosotros íbamos era la de la Calle Corregidor Luis de la Cerda. El día que más costó, de todos los que fuimos, fue 26 €.

Y después ya un paseíto por el puente romano, para despedirnos de está ciudad que nos había conquistado al poco de haber llegado.